SÓLO. adv. Solamente



GUIA DE LECTURA PARA QUIEN

SE ENCUENTRE PERDIDO


En esta vida uno nace acompañado, no nace de la nada, es un ser que viene de otro y mantiene una fuerte relación con otros. Poco a poco esta compañía inicial parece que se va desmoronando. Al principio porque nos obligamos ha hacer amigos cuando comenzamos el colegio, nuevos amigos con quienes jugar y desarrollar las tareas diarias. De esta manera los juegos pasan a ser en equipo, ya somos uno más en un ambiente competitivo. Tenemos que ser mejores que el de al lado. Se nos lleva a los colegios agrupándonos por edades y a su vez por apellidos, dentro de clases con letras o con números. De vez en cuando se nos suelta en un gran patio en el que se reproduce miméticamente lo que a posteriori va a ser nuestra sociedad. Por un lado ya comenzamos a ver que sólo somos uno más, que necesitamos agruparnos con otros más afines. Intentamos luchar con el orden impuesto relacionándonos con los de otros grupos y otras aulas y empezamos a preguntáramos ¿por qué no estoy yo en aquel aula?. En este pequeño mundo en el que pasamos gran parte de nuestro tiempo de niñez, también existen poderes ocultos que ahora comenzamos a ver, unos más cercanos y que comparten con nosotros nuestro patio de juegos y otros que sabemos que existen pero que en la mayoría de los casos nunca vemos, a no ser que nuestro  comportamiento nos haga visitarlos.  Con esta buena base nuestra vida ya se va encarrilando ya vemos que todo está ordenado, a divertirse cuando toca, a trabajar cuando toca y así todo en un secreto orden que por supuesto nosotros no hemos decidido.

Hay un momento en la vida en el que nos enfrentamos a las subidas y bajadas que nuestra querida pubertad nos impone, no sabemos quienes somos ni que vamos a ser. Las cosas importantes comienzan a suceder fuera del orden marcado y poco a poco comenzamos a ver los lugares con el color de otras horas. comenzamos a movernos dentro de grandes grupos pero el nuestro verdadero es solo una ínfima parte de otro mayor. Y de repente antes de que nos demos cuenta pasamos a ser lo que viene a denominarse un adulto. Ya hemos tomado contacto con casi todo lo que se puede hacer y con gran parte de lo que no se debe hacer, ya conocemos la base del gran juego y poco a poco ya reconocemos que participamos en él, pero que nadie nos ha permitido discutir las reglas. Ahora hay que trabajar, hay que comprar, hay que buscar casa aunque claro hay que evaluar si vivimos cerca o vivimos lejos del trabajo que de golpe ha pasado a ser el centro sobre el que gira nuestra vida, es él el que marca cuando y como podemos disfrutar de nuestro tiempo de ocio. Pero cuidado que este ocio también viene ordenado y cuadriculado. Se nos marca el cuándo, el dónde, el cómo, el por dónde y por supuesto se nos limita en el tiempo, no sea que nos acostumbremos y ya no queramos volver a nuestra fantástica vida.

Se acondicionan lugares y se insiste en reunirnos con personas que no conocemos, se nos coloca estratégicamente para que optimicemos el espacio usado y se insiste una y otra vez en que si lo que hacemos lo hacemos muchos esto está bien, ya se sabe la mayoría manda. Aún así la vida sigue y en nuestro día a día nuestra más íntima relación comienza en parte a ser con máquinas y extraños utensilios con los que interactuamos, utensilios que nos dicen si podemos o no podemos, cuándo podemos y por cuánto tiempo. Todo sigue igual, alguien nos marca el camino pero resulta que ya ni siquiera aparece ante nosotros en forma humana, ha conseguido unos callados y obedientes sirvientes a los que no hay que dar vacaciones ni días de asuntos propios.

Y por fin después de todo ya podemos disfrutar de nuestro tiempo, ya hemos dado a la sociedad lo que quería y ya se nos permiten privilegios, podemos disfrutar de nuestra jubilación, de nuestro tiempo libre, hasta podemos tomar el solecito, antes no era tan fácil ya que siempre estábamos ocupados con otras cosas.

Pero claro no pensemos que este tiempo va ha durar mucho, ya se han encargado de que lleguemos en el mejor de los casos exhaustos, ya debemos por lo menos considerar que el camino está marcado y que el tren partirá sin más remedio y nos llevará de pasajero a un viaje del que no queremos hablar pero al que sabemos que estamos invitados.